La verdad es que el hecho de tener entre mis manos el último disco Jorge Salán & The Majestic Jaywalkers, me provoca dos reacciones muy diferentes: por un lado el placer de escuchar la música del que es el mejor guitarrista de rock estatal y por otro lado la responsabilidad de evaluar su trabajo.
Lógicamente a estas alturas poca presentación necesita este guitarrista, al que muchos conocimos cuando una de las canciones de su primer disco se convirtió en la música de cabecera del famoso programa radiofónico Rock Star; desde entonces hasta ahora su música ha ido evolucionando hasta esta aventura que es una vuelta a las raíces.
Para este segundo disco como Jorge Salán & The Majestic Jaywalkers ha contado con el apoyo de Juan Carlos Gibaja al bajo, Edu Brenes y José Pereira que se han repartido la batería y las percusiones y Pau Álvarez a los teclados, además de muchos más invitados
Antes de ponernos a escuchar la música, hay que destacar la presentación del disco con mucho gusto y que es un buen reflejo de los que podemos encontrar dentro de él.
Con la maravillosa "Born under a bad sign", escrita y cantada por el gran Jeff Espinoza (Red House), arranca el disco, donde, además de la gran voz del citado cantante, nos encontramos con unas guitarras sensacionales y unos coros a cargo de Gema Vau de Biosfear, que arropan de manera brillante a la canción, dándole un carácter especial.
Con letras y coros a cargo de Daniel Griffin y diversos sonidos de vientos acompañando a la voz y la guitarra de Jorge, nos adentramos en "Victim of desire", que nos introduce en un ambiente muy festivo, con un estribillo muy coreable y un espectacular solo de guitarra en mitad de la canción.
En este proyecto, además de canciones propias, ha querido homenajear a algunos de sus músicos más queridos, como es el caso de Al Green, del que hace una versión del "Take me to the river", donde de nuevo se vuelve a rodear de la sección de viento y de los coros de Gema Vau, y donde la voz de Jorge me recuerda en ocasiones al gran Jon Bon Jovi.
Sin duda la canción más personal de todo el disco es "Para Paco de Lucia", la única que ha escrito en su totalidad Jorge Salan, que es un sentido homenaje al gran artista que nos dejó ya hace casi 3 años y que es una canción que nos transporta a unos sonidos que podrían haber salido de las guitarra del homenajeado y una letra realmente emotiva.
En la mitad del disco nos encontramos con "On my own", en la que colabora a los coros el gran Jeff Scott Soto, que además es autor de la letra, y que en una canción que cuenta con un estribillo muy pegadizo y un tono más guitarrero, acercándose algo más al rock que sus predecesoras, sin perder la esencia blues que predomina en todo el disco.
Nos encontramos con una nueva colaboración en "One more empty feeling", concretamente la de Garrett Wall que además de cantar es el autor de la canción en su totalidad, y que es una algo más tranquila, con un cierto aroma pop si se quiere decir así, y con un estribillo de esos que se quedan en la cabeza.
Con "They don´t make them like you anymore" nos encontramos con una versión del gran Rory Gallagher, con ese sonido de finales de los 60 y con un gran trabajo no solo de Jorge, que esta espectacular, sino especialmente de Pau a los teclados y de toda la banda, como en el resto del trabajo.
En "No turning back" vuelve la colaboración de la sección de viento y los coros de Gema Vau, en una letra de nuevo compuesta por Daniel Griffin, en un ambiente muy rockero pero con el contrapunto de la sección de vientos, que le da al tema un ambiente muy particular.
Y para el final del disco nos encontramos con "Leave my girl alone", versión de Buddy Guy, una de las mayores influencias de los más destacados guitarristas de todos los tiempos, y que es una canción de un blues más puro, y donde Jorge destaca con unos solos maravillosos, con una clara influencia de la etapa blues del añorado Gary Moore y que es un gran broche a este genial traje que nos ha regalado Jorge Salán.
Impresionante trabajo donde sin descuidar en ningún momento la calidad, prima por encima de todo las buenas canciones y la variedad estilística, que hacen que sus 40 minutos se nos pasen en un suspiro.
Este "Graffire" nos presenta a un Jorge Salan que ha sabido sacar partido a todas sus influencias para plasmarlos en este disco, en el que, pese a la diversidad musical, todo encaja perfectamente y nada está fuera de contexto.
Recomendado a todo el que le guste el blues y el rock.