Con "El Hombre que plantaba flores en la luna" se pone de manifiesto que estamos ante un grupo diferente, que hace música experimental, revolucionaria, con cambios de ritmo inesperados y valientes a la vez, recordando en algún pasaje de la canción a Jethro Tull.
"Idiosincracia" puede servir de introducción a "Prisionera de la Expresión", blues y toques de Jazz por todas partes, fusionados ambos, que van dan paso a una preciosa melodÃa de piano, acompañada de la voz de Jon. Música en mayúsculas, ninguna nota elegida al azar y colocada en el sitio adecuado.
Con "Placenta" podemos explorar el lado más pop de la banda y del álbum.
"Los pasos" nos sumergen en una atmósfera de melancolÃa y cierta tristeza. Una canción `acústica` que pone una nota de calma y desasosiego en el conjunto global del disco.
Se trata de un grupo y de un álbum que se sumerge hasta el lÃmite de lo posible, de lo real, en un mundo en el que luchan los delirios interiores, los fantasmas, las fiebres cósmicas y los sueños de ciencia-ficción. Un submundo a veces infernal y angustioso, otras veces calmado y afable.