Hablar de Dormanth es hacerlo de una de las bandas fundamentales para entender el metal extremo estatal, ya que cuando comenzaron su andadura, en Bilbao allá por 1993, eran muy pocas las que se atrevían a hacer un sonido como el que ellos hacían, siempre a medio camino entre el Death Metal y el Doom.
Desde entonces han publicado el fundamental "Valley of dreams" en 1995, disco que les puso en boca de todos los seguidores del Heavy metal y derivados, sobre todo de los degustadores de sonidos más extremos, pero que, sin embargo, no impidió que la banda, tras algunos problemas con su discográfica, se separase un año después, hasta que, a los 20 años de su disco debut, la banda vuelva a cobrar vida de la mano de Oscar, su guitarrista y ahora también cantante, editando al año siguiente de esta vuelta "Winter comes", hasta llegar a este "Ix sins", publicado en marzo de esta año, y que es su tercer disco, recopilaciones, Ep`s y demás aparte.
La formación que ha grabado este nuevo disco de la banda es la integrada por Oscar del Val a las guitarras y voces, Javi Prieto (integrante de Mordor), a la guitarra solista, Miguel A.Richart al bajo, y Víctor Franquelo (también integrante de Mordor) a la batería, aunque la banda actualmente la integran el propio Oscar, Miguel ha cambiado el bajo por la guitarra, siendo el bajista Isma (también en Karonte) y el que fue el batería original de la banda Javi Martínez,
La sensacional portada, obra una vez más del gran Igor Mugerza, nos muestra 9 espíritus con sus espadas sobre un tablero de ajedrez, y el libreto ha sido diseñado por el propio Oscar y Enrique Martínez, con la portada repitiéndose en el soporte que sujeta el CD físico, habiendo sido grabado en el Estudio Blue Room, salvo las voces que lo fueron en los Death Skill Studios, con la mezcla y masterización en los Sinergia Studios por Ángel Chicote, siendo el Cd coeditado por Base Record Production, Dead Sheep Productions y Necromance Records.
Y empezamos a desmenuzar el disco con la que le abre, "Human claim", un tema que comienza con unas guitarras potentes, que dan paso a una sección rítmica machacona, hasta encontrarnos con la poderosa voz de Oscar, adentrándonos en un tema al mismo tiempo rápido y pesado, que cuenta con una parte más melódica en la zona central con unas voces infantiles, antes de que, en un gran final, se sucedan los solos de guitarra y devuelva al tema la potencia previa. Una buenísima carta de presentación.
Pasamos ahora a "Lamb of wolf", con unas vertiginosas guitarras que son introducidas con un ritmo pesado de fondo, tema que cuenta con las voces de Asier de The Metal Slug, siendo una pieza con mucha fuerza y agresividad tanto en lo musical como especialmente en las voces, contando, además, con un estribillo bastante pegadizo dentro del estilo, y donde de nuevo sus guitarristas demuestran una enorme calidad, sin dejar atrás la brutal sección rítmica, especialmente la batería.
El siguiente tema, "Let see the wood", cuenta con la letra de Adriana Roldan, vecina de Miranda del Ebro, lugar de residencia de la banda, y comienza también a saco, con partes más rápidas, que nos pueden hacer recordar al thrash metal más clásico con ese toque death de finales de los 80, todo ello sobre un tema muy veloz y donde la potencia de la composición no tapa el gran trabajo que hacen todos los músicos, partiéndose la canción hacia la mitad del tema en una especie de paraje tétrico, que nos lleva a una parte del tema aun más frenética, hasta recuperar el sonido inicial del tema.
Un inicio más lento, que nos puede recordar a ciertos grupos de Doom británicos, es lo que nos encontramos en "Like Ice", mostrando lo variado de su abanico musical, siendo un tema que recupera la esencia del citado sonido de los años 90, con un gran trabajo de las guitarras, sobre todo en la segunda parte del tema, antes de que la banda vuelva a ese ritmo constante que lleva la canción casi desde principio a fin, con esos coros infantiles que aparecen finiquitando el tema.
Para "Promised land" han recuperado a Puts, primer cantante de Mordor y de Fatal Portrait, un tema que es introducido por una constante y potente batería, hasta que las guitarras entran a una gran velocidad, dando un ritmo frenético al tema, con la batería machando con toda fuerza, siendo en la parte central del tema donde este se relaja pero sin perder la potencia, llevando un ritmo más machacón, con un gran trabajo a las voces, para pasar a un gran solo de guitarra de por medio a toda pastilla, acabando el tema casi de la misma manera que empezó, con esa velocidad vertiginosa hasta el final.
Pasamos de la velocidad del tema anterior a la lenta y machacona "Soul shall die", que de nuevo nos adentra en un sonido Doom, de esos que te acaban taladrando la cabeza al mismo tiempo que no puedes parar de agitarla al rimo que la banda va marcando, mientras en la segunda parte del tema las guitarras van cobrando más protagonismo, encontrándonos con esos coros infantiles, antes de que la canción desemboque en una exhibición de las guitarras, con unos fantásticos solos y un final muy tranquilo y sosegado.
Para contrastar con el citado final, "Misery" empieza de manera más potente, mientras nos susurran un relato, para encontrarnos con un tema que nos devuelve a ese sonido entre el thrash y el death, con un sonido machacón y potente, que nos descubre un gran trabajo de las guitarras, mientras la sección rítmica nos taladra a toda potencia, apareciendo de nuevo esos inquietantes coros infantiles, que nos van acercando al final del tema, potente y machacón, pero con unos bellos sonidos de guitarra.
Nos vamos acercando hacia el final del disco con "The skin", un tema que se inicia de manera potente pero lenta, con un solo de guitarra de inicio amplio y elaborado, que da paso a un trallazo a toda velocidad, con una batería que parecen no tener freno, parándose la canción hacia la mitad en donde tienen un papel protagonista el bajo, hasta que las guitarras den entrada a esos coros infantiles, que, al cesar, hacen que la velocidad vuelva a aparecer si cabe aun con más rapidez, decelerándose el tema mientras este va concluyendo.
Y acabamos el disco con "Sands of frozen tears", que se inicia con las guitarras que dan entrada a la voz y al resto de instrumentos de manera pausada, con ese reminiscencia Doom, pero con un punto más de agresividad, dando al tema un sonido constante pero potente, con las guitarras dejándonos muchos detalles, mientras la sección rítmica sigue atronándonos, pero siempre con una importante presencia de la voz, sobre todo en la parte central, aunque también las guitarras tienen su protagonismo en esta parte.
Y así concluye el nuevo disco de Dormanth, un disco que se pasa de manera muy rápida, merced a los muchos contrastes musicales, abarcando partes de Thrash, Death y Doom, pero todo ello perfectamente hilvanado, con partes donde ciertos sonidos son más evidentes que otros y donde los temas parecen haber sido ubicados en cada posición con toda la intención del mundo y de manera muy meditada.
Dormanth han vuelto con mucha fuerza y con un disco que ha de estar en tu colección ya sea porque te gustaron en su momento o, si no viviste aquella época, porque te gusta estos sonidos, hechos por unos músicos fabulosos que han sabido crear auténticos temazos que nada tienen que envidiar a los de su mítico disco del 95.
Si te gustan los citados estilos, no dudes en hacerte del mismo y, si tienes oportunidad, pásate a verlos en directo que no te defraudaran.