La banda barcelonesa, Malos Tragos, presenta su octavo disco, cuando están a punto de cumplir 30 años desde que el huevo eclosionó. No de seguido, pues en el 98 el grupo se separó no volviendo a retomar la actividad hasta el 2011, con los mismos integrantes que cuando lo dejaron. Una generación entera no conoció a Malos Tragos, pero aquí siguen dando guerra para que eso cambie. Generación en la que me incluyo, pues desconocía al grupo hasta que llegó este "Entropía" a las oficinas de mi compadre Jorge, director de Insonoro.
Lo primero que hice, fue buscar algo de información del grupo, y tras leer varias entrevistas, partirme el culo de risa con sus numerosas anécdotas, y conocerlos un poco más, le di un par de vueltas a este gran disco.
La experiencia es un grado. Son muchas horas de vuelo que se ven reflejadas en la calidad de composición, en letras muy elaboradas, y hay que decirlo, son un trio, pero suenan como si fueran dos o tres más. Su zona de confort es amplia, punk rock, rock urbano, toques de hard rock por otro lado... Y hasta se aprecia un poco de las bebidas que se llevaron de la nevera de los Manowar cuando estuvieron de gira con ellos.
Para añadir variedad, cuentan con un saxofón en su canción "Mi generación", probablemente será la que más se recuerde de este disco porque es un temazo. Sin desmerecer las demás obras, pues derrochan actitud, y muchas de ellas sueltan una crítica rabiosa contra nuestra sociedad, o la religión, como "Guerras santas", "Ondeando el conformismo", o "El suicidio de Dios", seña del nihilismo.
Como buen amante del punk, me quedo con la ultra explosiva "Armas al pueblo", recomendando encarecidamente que descubráis a los Malos Tragos y las 13 (12 + la muestra de locura inyectada en JarbarJarbar, con la que llevo un rato riéndome sin entender nada) canciones de este "Entropía".