A veces nos ponemos las orejeras y no miramos más allá de lo que son los grupos de nuestros estilos favoritos, musicalmente hablando, y eso hace que nos podamos perder muchos otros que se encuentran ahí fuera y que, a poco que les echásemos una escucha, seguro que nos iban a interesar.
Esto es lo que me ha pasado a mí con A Duras Penas, una banda relativamente alejada a lo que suelo escuchar, pero que descubrí en un concierto el pasado año (https://www.insonoro.com/cronica/3761/def-con-dos---northern-rockets---aranea-adventus---a-duras-penas) y me han convencido de tal manera que ya les he visto unas cuantas veces y las que les veré.
El germen de esta banda, procedente del populoso Barrio Covadonga de Torrelavega, también conocido históricamente como Katanga, fue la unión de Toño, cantante y guitarra y Ángel guitarra y coros, para hacer canciones al estilo de la música que les gustaba, principalmente rumba. Poco después se les une Jesús al cajón flamenco, que son los que registran su primer trabajo "Reproches" del 2017.
Tras no parar de dar conciertos, la banda se va poco a poco incrementado hasta contar ahora mismo con Oumar a la percusión, Balbás a la guitarra, Valentín al bajo y Azcona a la batería, que son los que han creado este "Narcovadonga", publicado en abril de este 2019, teniendo diferente formatos para actuar y haciéndolo prácticamente en cualquier pueblo o barrio de Cantabria, sobre todo de la zona centro, e incluso fuera de nuestra tierruca.
La portada presenta a los dos fundadores de la banda con una ficha de detención, dejando claro en la portada su procedencia con ese Distrito Federal del Besaya, la cual es seguida, en el interior del digi pack, con las fichas policiales de los demás integrantes, siendo todo el arte digital y el diseño obra de David González, que ha quedado muy bien, con la única pega que los créditos cuesta un poco leerlos, por el contraste de los colores.
La grabación del disco ha tenido lugar en los primeros meses de este mismo año en los Estudios Vindio de Reocin por Fernando Balbás, guitarrista de la banda, donde también se mezcló y masterizó el mismo, salvo "Dos cuchillos en el aire" que se grabó y masterizó en los Estudios La Bodega en Jerez de la Frontera por Josema García Pelayo, siendo todas las canciones compuestas por Toño y Ángel.
Y el disco, que consta de 13 canciones y dura aproximadamente 50 minutos, se inicia con ese "Rock del barrio", que aunque pueda despistar en su comienzo por la presencia de la guitarra eléctrica, luego va tornándose a una canción más propia del estilo que practica la banda, con un estribillo muy pegadizo y una letra en donde describen la vida de la gran mayoría de la gente que vive en su entorno, mostrando un gran amor y respeto por su barrio. Una declaración de intenciones muy coreable y que se va acelerando en la parte final.
Pasamos ahora "Cromosoma delincuente" en donde nos hablan de que muchas veces merece más la pena estar buscándose la vida de cualquier manera que no estar sometido a una rutina laboral, todo ello contado con una naturalidad propia de quien siente lo que dice, dando la percusión un aire muy festivo a la canción en la recta final que contrasta con el inicio. Si no mueves los pies con este tema es que no tienes sangre.
Más tranquilo es el inicio de "Lobo de mar", donde podemos contemplar la esencia de la banda, con los instrumentos básicos con los que comenzaron, notándose que en ese estilo más desnudo también se defienden más que bien, con las guitarras y las voces muy presentes, dando la percusión más intensidad al tema en la parte final del mismo.
El reposado inicio de "Caprichosa y perra" es sólo temporal porque rápidamente nos damos de morros con una canción muy animada, donde las diferentes percusiones le dan mucho color, a una pieza que habla sobre lo injusta que es la vida con la mujeres, especialmente con las más desfavorecidas, con un estribillo de nuevo muy pegadizo y unos coros que le dan un aire más distendido al corte pese al asunto del que se habla.
Y viviendo en un barrio humilde, como históricamente ha sido el lugar de procedencia de la banda, la gente ha de buscar "Oro entre basura", es decir disfrutar de lo que tienen, siendo un tema muy animado desde el mismo comienzo, con las voces acompañados por las guitarras, dando paso al resto de instrumentos, con ese aire realmente festivo que trasmite el corte, que parece terminar tras un redoble de batería, para luego retomarlo, con los coros trasmitiendo un buen ambiente distendido. De las que más me gusta a medida que las escucho.
Sin lugar a duda, uno de los temas estrellas del disco es el que le da nombre, "Narcovadonga", que se inicia, tras una grabación breve, con las voces de Las Cosiucas, especialista en rancheras, haciendo aquí un estilo próximo a los narco corridos, una pieza que va hablando sobre la vida en su barrio durante las últimas décadas, con la presencia de la droga en sus calles, dándole un toque muy distintivo al disco y que sirve perfectamente de introducción a lo que sería la segunda parte de la canción, ya con el estilo más clásico de la banda, que es introducido por las percusiones, y que hace que la misma tenga un ritmo muy intenso pero cambiante, con una de las letras que más me han gustado, en donde nadie está a salvo. Probablemente el corte que más me ha gustado de todo el disco, con una maravillosa aportación de las dos voces femeninas.
Más lento y tranquilo es el comienzo de "Huellas de libertad", con solo la voz y la guitarra, para luego dar entrada al resto de los instrumentos aunque de manera tranquila, para luego ir cogiendo fuerza, en un tema que cuenta con la voz de Víctor de Bardal y Cantaebria, y que habla sobre esa generación que tuvo que dejar atrás sus sueños para sacar adelante a sus familias, y que de vez en cuando aun sueña con mandarlo todo a la mierda y recuperar aquellas aspiraciones, con una entrañable dúo entre Víctor y Toño, que, por cierto, son hermanos, y que es un canto de libertad en toda regla.
Festiva y animada es "Espina etílica", una declaración de amor hacía una chica que te gusta, pero que es una especia de amor platónico, soñando con tener su amor, con las percusiones teniendo su protagonismo hacia la mitad de la canción, dejándonos entrever que, aunque uno no tiene lo que quisiera, la alegría no debe decaer.
Vamos ahora con el más relajado comienzo de "Aire bajo cero", con un muy buen sonido de las guitarras, mientras la canción tiene un sonido muy lineal y una letra muy elaborada, hasta que hacia el final del tema el mismo se acelera, cobrando la voz de Ángel mucho más protagonismo, acabando de manera muy rápida, dentro del estilo de la banda.
Es el turno de "Tinta y desquicio", una canción que comienza de manera tranquila pero con un ritmo que nos avanza que la pieza se va a ir animando, como así sucede, con las percusiones cogiendo mucha presencia, lo que parece ser un canto a esos momento en que nada nos sale bien y lo mejor es desconectar. Un tema muy pegadizo y coreable.
Llegamos ahora a "Kemasda", que se inicia de manera muy relajada pero con un ritmo contagioso y constante, y que es una crítica a la poca empatía de la gente con los demás, con esas descripciones de sus lugares más frecuentados en esas noches en que no tienes nada, con un sonido muy contagioso en la parte final a cargo de las guitarras.
Y uno de los mejores cortes del disco es, para mí al menos, "Dos cuchillos en el pecho", que cuentan con la maravillosa colaboración de Raimundo Amador, que hace saltar chispas a su guitarra, acompañando a una preciosa letra en donde se expresa lo bien que se está con la persona querida, no sólo como pareja sino como amiga, y que, por encima de todo, está la amistad que siempre ha de perdurar, todo ello cantado con mucho sentimiento, mientras el maestro va dejando muestras de su calidad por toda la canción, no sin olvidar la gran presencia del resto de músicos, que nos ofrecen una pieza magistral. Aunque sea el tema más extensa del disco, es una genialidad.
Finalmente el disco concluye con "Las palabras hieren", una pieza que se inicia casi a capela, para luego dar paso a todos los instrumentos, que van dando más alegría y algarabía a la misma, trasmitiendo ese buen rollo que la banda nos impregna con su música, acelerándose en la parte final de la misma, con esos coros, que aparecen, cogiendo la canción cada vez más velocidad. Un tema que, como he comprobado, funciona muy bien en directo, y que, tras dejar pasar casi un minuto de su finalización, acoge un breve corte en donde combinan francés y castellano, con un acordeón sonando de fondo, y con la que termina el disco.
Sin duda alguna, el paso adelante dado por la banda, con este nuevo disco, es enorme, y eso que su anterior disco me pareció muy bueno, pero es que se nota que han sabido aprovechar las muchas posibilidades que ahora tiene al contar con un mayor número de integrantes, lo que se nota, ya que la obra cuenta con muchos detalles y matices que hacen más completas las canciones.
Quizás la canciones no sean tan directas como en su opera prima, pero a cambio han conseguido que éstas vayan enganchándote cada vez más a medida que las vas escuchando, ya que hay mucho y muy buen trabajo hecho ahí detrás y el resultado es este disco que, personalmente, está entre mis preferidos del año hasta la fecha.
A Duras Penas llevan un par de años que no paran de darnos alegrías, ya sea en forma de discos o con sus magníficos conciertos, y con este "Narcovadonga" seguro que su fama va a seguir creciendo.
Son ya una realidad en la música de Cantabria y van a llegar todavía más alto; seguro.