Apoyándose una vez más en los estudios Pinchi Records, con el bueno de Marne a los mandos, y en estudios K para la masterización, el grupo con sede en Villar de Mazarife, Zurriagazo, presenta su sexto disco, dejando una media de disco cada año y poco. El trio compuesto por Jesús a la batería y coros, Mario al bajo y coros, y Adriano a la guitarra y voz principal, todavía tiene muchas cosas que decir, y es que, las cosas no mejoran, y ellos no se callan nada.
 
"La pensión", la cual cuenta con videoclip, es la encargada de abrir el disco. Un trallazo de punk que nos inyecta una buena dosis de realidad, a la vez que critica una actitud cada vez menos luchadora, que consiente que el estado nos robe poco a poco todos nuestros derechos. "Des-conexión" mantiene un ritmo alto y presenta a la primera de las colaboraciones del disco, Potxeta, batería de Lendakaris Muertos, quien también quiso tomar parte en "Impuestos". Ambas bandas se entienden de maravilla, compartiendo un estilo de canciones rápidas, sin demasiados adornos de guitarra (el nombre del disco, como anillo al dedo), y con letras divertidas a la par de críticas.
 
Aportando un rollo diferente, nos encontramos "Un mundo", con un estilo más lento, un ritmo muy pegadizo que nos introduce en un mundo utópico. Mundo utópico que es arrasado por un soberbio cambio de ritmo a mitad de canción. La segunda de las colaboraciones es para No Konforme, donde Luis pone su voz a "Punk-punk-rock", canción que goza de un estribillo muy gustoso. Y por supuesto, no podía faltar en este disco la voz de una de las referencias del punk del norte, la de Maxi, de Fe de Ratas, en "Repartiendo leña". Uno de los himnos de este disco, en el que el ritmo cortante y tranquilo de las estrofas potencian un estribillo sencillamente brutal.

Dedicada a su tierra, a la mía, y a la de cada vez menos gente, llega "León", canto cargado de rabia e impotencia por la destrucción de los trabajos en la ciudad de León. Presentándose con un riff que podría haber sido sacado del Devil Came To Me de Dover (cuando molaban), "Murió a los 16". Una canción que anima a disfrutar de la vida, y que da una patada en los dientes a todos los amargados por vivir. "Extramonio" comparte bastantes detalles con la anteriormente citada. Y nos hace darnos cuenta que, Zurriagazo, año tras año, disco tras disco, cada vez tiene un estilo más definido, muy reconocible con tan solo escuchar unos compases. No es nada fácil en el mundo del punk, donde la variedad musical no es especialmente abundante.
 
De la mano de MCD llega la canción más bailable del disco, "Nos quieren detener". Este tema además goza de un excelente solo de guitarra, obra del de Bilbao, por supuesto. Seguro que su trabajo le llevó convencer a los de Villar de Mazarife para incluirlo.
 
Y para acabar esta pequeña reseña, "Estáfame", con una letra burlesca y vacilona contra las compañías telefónicas, donde utilizando un gran abanico de juegos de palabras se evitan las denuncias por difamación. El estribillo a dos voces se te quedará grabado en la cabeza por los restos. ¡Bravísimo por un disco tan cojonudo!