El arte en general debería ser aquello en lo que sus creadores vuelcan sus inquietudes acerca de las cosas que les llaman la atención, sin buscar el aplauso fácil ni la aprobación de la mayoría, aunque si, además ésta llega, pues mejor que mejor.
Como actividad artística, en la música debería pasar lo mismo, aunque muchas veces las bandas intentan repetir formulas ya existentes hasta la extenuación, creando fotocopias sonoras que, la mayoría de la veces, no aportan nada nuevo, más allá del mero entretenimiento, que tampoco está mal.
Por eso siempre es bueno aplaudir a aquellos grupos que, sin inventar nada, porque parece que esté casi todo ya hecho, buscan dar una vuelta de tuerca y presentarnos propuestas que se salgan de los cánones habituales tanto en la forma como en el fondo.
Los cántabros Granada Goblin llevan ya 10 años reinventándose y nos presentan su cuarto trabajo "Hongol", un álbum conceptual que sucede a su anterior gran disco "Ciencia Fricción", dándole un sonido y un estilo mucho más oscuro y más denso a la banda.
El grupo repite la misma formación que en el citado trabajo, es decir, Dani a la voz, Tillo a la guitarra solista, Fran a la guitarra rítmica, Gabo al bajo y Toro a la batería, el último en llegar, siendo precisamente el primer disco en el que participa de manera íntegra y, según han reconocido el resto de los integrantes de la banda, mucha de ese nuevo aire del grupo se lo deben precisamente a él.
La bella presentación en digi pack es obra de Adrian de la Cruz, que le ha dado un aire bastante inquietante a este trabajo, que ha sido grabado en el pasado 2019 en los Estudios Cubex con Javier G.F. Escudero, siguiendo, por tanto, con el mismo equipo que tan buen resultado les dio en el mencionado disco del 2018.
El concepto de la obra, tal y como ellos mismos han desvelado, es la historia de un gusano bajo los efectos de un hongo alucinógeno, cuyas reflexiones lo catapultan a los límites del cosmos y del cognos.
Este disco, de poco más de media hora, está formado por nueve cortes, contando introducciones y prólogos, arrancando con "Descubrimiento", una breve pieza en la que se oye cómo se cava una zanja, para dar paso a "I Ohmninconsciente", con ese sonido lento y pesado y el bajo cobrando mucho protagonismo en la primera parte del tema, en la que aparece la voz principal, que va adaptándose a medida que la música va creciendo o decreciendo en intensidad, para después empezar a acelerarse la canción, con las guitarras y la batería cobrando una importancia crucial y con un aire muy metalero en ciertas fases, para recuperar esa parte más lenta del inicio, concluyendo con un buen solo de guitarra. Un temazo que nos anticipa los que nos vamos a encontrar en el resto del trabajo.
Sin apenas pausa nos encontramos con "Revelación", una pieza instrumental con cierto aire hindú merced al sitar, tocado por Alberto Laso, con el sonido del citado instrumento dándolo un aire misterioso, enlazándolo con "II Ohmniausente", en la que el sitar se va diluyendo con el resto de los instrumentos que van apareciendo de manera relajada, con la batería más marcada y la voz con el refuerzo de los coros, mientras la canción va muy levemente cogiendo velocidad, empezando a surgir con más fuerza las guitarras, que nos parecen querer llevar a otra dimensión, mientras la música se endurece, sonando muy oscura, para, en un momento determinado, romper la tónica y acelerarse con la sección rítmica disparada y sonando con mucha potencia, surgiendo la colaboración del propio Javier F.G. Escudero con un gran solo de guitarra. Una delicia para los oídos.
Todavía más oscuridad e infinitud nos parece querer trasmitir "Caída y frustración", otra pieza instrumental con el sonido de unos teclados que van variando de ritmo y el sonido de una puerta que enlaza con "IIV Ohmnimpotente", con un relajado comienzo en el que la guitarra y la voz toman el protagonismo inicial, hasta que la canción empieza a cobrar fuerza y a sonar potente, para luego, momentáneamente, volver a relajarse, comenzando a acelerarse hasta volver a estallar, con las guitarras luciéndose pero sin olvidar la gran sección rítmica que suena de fondo, acabando de manera abrupta. Muy intensa y potente.
Nos encontramos ahora con la genial "Epifanía y catarsis", una pieza en la que Juan Abraca, de los Mama Ladilla, recita uno de sus maravillosos poemas creado para la ocasión, con la guitarra acústica de Javier F.G. Escudero de acompañamiento, dando aún más dramatismo al concepto del disco, donde la soledad ante el último instante parece sumergirse ahogada en esas olas con las que concluye la misma. Genial
Y llega el turno del corte más extenso del disco, es decir "IIII Ohmnivoro", que se inicia de manera contundente, con las guitarras sonando muy fuertes y la sección rítmica muy marcada, mientras Dani va jugando con los matices de su voz en función de lo que le demanda la letra y la música, para luego relajarse un poco para que sea la voz la que aparezca en primer plano, y después recobrar la fuerza inicial, hasta que la guitarra gira el sonido del tema hacia un aire más progresivo, con un gran solo de guitarra que parece dar por terminada la canción pero que se vuelve a activar con una guitarra inquietante, luego acompañada del resto de los instrumentos, mientras Dani canta con más fuerza que nunca, mientras la pieza se va acelerando, para terminar de manera lenta e intensa, coronada por un solo de guitarra que se pierde en el infinito. Una maravilla.
Y concluimos este viaje con "Reflexión y encubrimiento", que no es sino un poema compuesto y recitado por Miguel Ángel Sánchez (Miguelo) del Albergue La Aldea, con una voz realmente tétrica y dando aún más sentido a esta obra, la cual termina con el sonido de una pala echando tierra.
Sin duda alguna estamos ante un proyecto muy ambicioso de unos Granada Goblin que, pese a la buena acogida del disco anterior, han buscado hacer un trabajo más denso, que no es fácil de calar a la primera escucha pero que, a medida que le vamos prestando atención, comprendes la grandeza de la obra y de todo el concepto que en él se incluye. Tal es así, que cuando escribo esta reseña, sólo han presentado un tema en directo y a modo de prueba.
Se nota a la banda mucho más compactada y ese peso que Toro ya tiene en la formación para, sin abandonar la esencia del grupo, llevarlo un punto más allá, envolviendo a la música en un ambiente asfixiante y donde el trasfondo de lo que se quiere decir refleja ese espíritu más negativo que lo impregna.
Recomiendo totalmente este "Hongol" a aquellos que gustan de saborear la música con paciencia y con varias escuchas, ya que es un grandísimo disco pero que hay que degustar con calma y tranquilidad, porque la obra lo merece.