La verdad es que siempre puede parecer curioso cuando los músicos no se centran en los estilos que consume la gente de su generación y se remontan a etapas previas para encontrar esos referentes que pudieran estar olvidados entre sus contemporáneos pero que, en algunas ocasiones, son muchos más validos que lo que se escucha en esa época, aunque eso, como todo, es cuestión de gustos.
 
De la zona de Torrelavega surgen los chicos de R.A.D, un trió compuesto por Dario a la voz, Germán a la guitarra y Varo a la batería, una formación con una más que evidentes raíces en el grunge y el rock de los 90, pero dándolo un toque personal y con una gran calidad, como ya pudimos ver en su puesto de largo el pasado verano.)
 
Y, pese a que todavía no han llegado al año desde su fundación, han querido dar ese paso de grabarse un primer disco, titulado "Vindio Live Session" en honor a los Estudios Vindio en donde fueron grabadas, presentándose este Ep con una portada en la que el dibujo de un ave de color negro aparece sobre un fondo blanco, invirtiendo los colores de su logo, obra de Adela González..
 
Y son sólo 3 las canciones que integran este trabajo, pero todas ellas de gran calidad, comenzando con "Lucidez", una extensa pieza que se inicia de manera tranquila, con el sonido de una guitarra acústica que va cogiendo algo más de fuerza al aparecer primero la voz y luego manifestarse tímidamente la batería, pasando a una parte de la misma más intensa, con la voz de Dario mostrándose inmensa y desgarradora, teniendo algo más de presencia batería y la guitarra a medida que el corte se va endureciendo, eso si, siempre dentro de la tranquilidad inicial, mientras el vocalista nos demuestra su abanico de registros, siendo el turno para que la guitarra tenga su momento de lucidez, perfectamente escudada por la batería, metiendo después unos efectos que le dan al tema un carácter mas psicodélico, continuando ese crecimiento en contundencia del mismo hasta llegar a esa conclusión tan abrupta. Una gran pieza para dejarte llevar y una gran carta de presentación.

Vamos ahora con la canción más larga de todo el disco como es "20", comenzando de manera relajada, con un crudo sonido de guitarra, lento pero oscuro, la batería apareciendo a continuación y algo más adelante la voz, mientras el tema muestra esa especie de calma tensa que se ve reflejada por un sonido contundente pero suave y la voz realmente sobresaliente, relajándose un poco más el corte tras el estribillo pero sin despegarse de la esencia del mismo, volviendo a sumergirte en ese hipnótico estribillo, tras el que la guitarra tiene su momento, con la batería arropando y unos coros que suenan en segundo plano dando más misticismo aún a la pieza, retomando esa parte central con la que ira concluyendo. Algo más oscura pero muy lograda.
 
Y concluimos este breve viaje por el disco de R.A.D con "Discipline my soul", el corte más breve del mismo, que comienza con el sonido de una guitarra acústica pero al mismo tiempo cruda, y que precede a la voz, que nos vuelve a susurrar con mucha clase, mientras la guitarra sigue jugueteando y el vocalista dota de más intensidad a la pieza con la entrada de la batería y una guitarra más rasgada y contundente, apareciendo la parte más cañera de todo el trabajo, pero sin perder esa linea que ha seguido la obra, recuperando algo de la calma inicial, pero solo es un breve descanso como podemos observar cuando llega el estribillo y crece en fuerza cada vez más y más, hasta que, cuando el tema ha llegado a la máxima potencia, éste se pare y el cantante grita el titulo de la canción, acompañado después de los otros instrumentos. Muy buena y potente.

Y así, casi sin darnos cuenta, concluye este fantástico disco que se han currado la gente de R.A.D, un trabajo que servirá para darse a conocer dentro de la escena cántabra, donde aún se están abriendo paso, y, por que no, intentar cruzar más allá de nuestra tierruca, ya que mimbres para ello tienen.
 
Me gustaron mucho cuando los vi en el concierto del que os hablaba al principio y, eso que no conocía nada de ellos, y ahora me han vuelto a sorprender con el gran tratamiento que le han sabido dar a estos temas, que suenan a banda madura, lo cual puede sorprender si nos atenemos a su edad, pero es que cuando hay calidad y las cosas claras salen obras como de la que aquí estamos hablando.
 
Se trata de un trabajo para escuchar con calma y dejarte llevar por esos sonidos que, aunque tengan su base en la década de los 90, no suenan para nada desfasados sino que, gracias a su personal punto de vista, parecen dar una nueva juventud a la música más intimista de esa época.
 
Un gran trabajo, recomendado especialmente para los seguidores del rock de los 90 y, en general, para quienes disfruten del rock tocado con mucho sentimiento.
 
¡Bienvenidos!
 
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