El colmo de la mala suerte es que una banda se separe durante unos cuantos años por diferentes motivos y justo cuando se reúne, grabe un disco y decida volver a echar a andar toda la maquinaria, se encuentre con una pandemia que paraliza todo aquello en lo que había puesto tanta ilusión.
Este es el caso de Insurrectos, una ya veterana banda del valle de Iguña en Cantabria, cuya actividad había cesado en el 2013, después de haber editado un primer trabajo llamado "A cayo duro" en el 2008 y su continuación, 3 años después, "Cuando ya no queda nada", y que anunciaron su vuelta por todo lo grande a principios de este 2020, con la grabación de este "Secretos y miedos".
Pero ni el coronavirus ha podido con esta obra, grabada antes del confinamiento, por lo que hemos podido disfrutar plenamente de este disco que ha sido publicado a finales de mayo y que, como no podía ser de otra manera teniendo en cuenta la banda de la que hablamos es un gran trabajo, aunque algo breve.
La banda sigue contando con Cheska a la guitarra y voz, Dani también guitarra y voz y Edu al bajo y la voz, a los que se ha unido Dufa a la batería, que son los que han grabado, en febrero de esta año, esta obra en los Estudios Clip de Nestares, propiedad de Nando G. Miguel, que fue el encargado de mezclar y masterizar el disco durante el confinamiento, todo ello ilustrado por el bello trabajo de Elena Ibáñez.
Y el disco arranca con "Barullo de susurros", una pieza instrumental que comienza con el sonido de una hoguera y el viento de fondo, mientras una guitarra va entrando de manera relajada, dando paso al resto de los instrumentos hasta que la batería muestra toda su potencia y el corte toma más fuerza, acelerándose y cogiendo cada vez más velocidad, mostrándonos lo que nos vamos a encontrar en esta obra. Una buena carta de presentación y que ha sido el primer adelanto del trabajo.
Y sin pausa alguna vamos con el que fue segundo adelanto, "La danza de las llamas", que se inicia con toda la contundencia e intensidad que la banda acostumbra, con unas afiladas guitarras y una potente sección rítmica, surgiendo las voces con esa alternancia tan habitual en ellos y que muestran los diferentes registros de sus vocalistas, especialmente en los estribillos, todo ello acompañando a una gran letra, para luego mostrarnos la calidad instrumental de todos ellos, apareciendo un buen y rápido sólo de guitarra tras el segundo estribillo, perfectamente arropado por una gran sección rítmica que marca la intensidad del tema, viajando hasta el final con los dos estribillos y esa estrofa en la que se cita el título de las dos primeras canciones, repitiéndolo todo para concluir el corte. Un temazo y de los que en directo ha de funcionar de maravilla.
Vamos ahora con "Dos de cal y una de arena", que se inicia de manera contundente, con todos los instrumentos mostrando toda su fuerza, acelerándose rápidamente con una guitarra realmente intensa y una sección rítmica muy potente, para relajarse al surgir las voces que muestran aún más madurez que en el tema precedente, perfectamente arropadas por los coros, con una letra muy elaborada y en donde se puede ver aún mejor como se empastan ambas voces, dejándonos un estribillo muy pegadizo y con un mensaje bastante directo, tras el que tenemos un ligero parón que sirve para recuperar la fuerza cuando se recuperan las voces, algo que volverán a repetir tras el segundo estribillo, con la batería muy marcada y la guitarra acelerándose como al principio para finiquitara el corte. Me la estoy imaginando en directo con toda la gente coreando la letra.
Muy relajada comienza "La distancia más larga", con esa guitarra que la da inicio de manera pausada, entrando después el resto de los instrumentos y esa voz que casi susurra, mientras la guitarra va intensificando el tema, primero de manera leve y luego de manera más pronunciada, cogiendo el corte más velocidad y fuerza, jugando de nuevo con la combinación de voces, a la vez que la canción va ganando en matices, contando con un estribillo muy pegadizo, para, a continuación, rebajar la intensidad con solo la presencia del bajo y de la batería y que luego surja de nuevo la guitarra y volver a coger fuerza y velocidad, con un rápido y elaborado sólo, tras el que la pieza se para un segundo dando entrada al estribillo que, con diferentes matices, nos acompañará hasta el final. Muy pegadiza y muy trabajada.
Con un sonido oscuro comienza "Bajo el mismo sol", con esa guitarra que acompaña el ritmo marcial de la sección rítmica, cobrando cada vez más fuerza, pero siguiendo con ese ritmo lento y pesado hasta que la guitarra acelera la canción y da entrada a la voz que nos va narrando el drama de los refugiados y es que, aunque tengamos culturas diferentes, todos somos iguales, encontrándonos un efecto que da paso a un breve solo de guitarra, mientras la canción sigue avanzando, con cambios de intensidades, encarando el estribillo, muy efectivo y pegadizo, pasando luego a una parte en que la pieza se ralentiza, con una sección rítmica lenta y potente que acompaña a una guitarra que hace un solo de guitarra con muchos matices, dando paso a ese estribillo tan crudo y pesimista. Muy buen tema, que busca el entendimiento entre pueblos para acabar con el drama que muchos de ellos viven.
Y acabamos el disco con el que ha sido último adelanto del disco, "Noche sin luna", que comienza de manera intensa pero lenta, con las guitarras en primer plano y la sección rítmica sonando contundente, acelerándose el corte y surgiendo las voces mientras la música para, alternándose ambas voces, para luego volver a acelerarse el tema, desarrollando la letra, jugando con diferentes intensidades, con una importante presencia del bajo, para que luego sea la guitarra la que tenga su relevancia, volviendo a acelerar la pieza, parándose después y recuperando la voz , muy bien arropada por los coros, repitiendo el estribillo hasta finiquitar la misma. Muy buena y muy elaborada.
Y así, tras poco más de 22 minutos de duración, concluye este tercer disco de los Insurrectos, una gran obra, donde se nota que han trabajado a fondo estas canciones que se les habían quedado en el tintero y el resultado es mucho mejor de lo esperado, con la única pega de la duración del mismo, que se me hace corto porque se pasa muy rápido.
Ya sabíamos de la calidad de Insurrectos, una de esas bandas que han sabido dar un toque muy personal a su visión del punk rock, pero que con esta obra han conseguido dar un paso más allá, ganando en madurez pero sin perder esa rabia y esa reivindicación que siempre les ha caracterizado, dando como resultado un más que notable disco.
Insurrectos han vuelto por la puerta grande, musicablemente hablando, y ahora solo cabe esperar que la banda retome la actividad, que este álbum reactive a la banda y que podamos seguir disfrutando de sus discos y de sus conciertos.
¡Bienvenidos de nuevo y enhorabuena por este disco!
14/07/2020 
Txutxy Cano 
