La fuerza del lema humanista de “¡Viva la gente!”, esa canción que surgió en los 60, se convirtió en un himno mundial en los 70 y estuvo décadas vigente, cobra hoy más sentido que nunca en un mundo marcado por las guerras sin piedad, el individualismo, la polarización exacerbada, los discursos de odio y la amenaza de la IA.