Parece que tengo mala suerte con la Campa de la Magdalena, ya que, igual que el pasado año, cuando me acerqué por última vez, este sábado había sido un día caluroso, que nos había permitido disfrutar de la playa, pero, a medida que se acercaba la hora del concierto, se puso a llover como si no hubiera un mañana.
La ventaja de esto fue que, la zona donde iba a tener lugar la actuación a la que acudía, se vació rápidamente de coches. y, acercándome con mucha antelación, pude estacionar en el aparcamiento de la playa de El Camello, no como el día anterior, cuando me tuve que marchar a casa, sin poder ver el concierto al que iba a asistir, al ser imposible aparcar y es que, si en Santander, en verano, es muy difícil encontrar aparcamiento, en fiestas ya es una verdadera odisea. [ crónica ]