Resulta terriblemente complicado hablar de Ramoncín abstrayéndonos de todo lo que rodea a un “personaje” (no es peyorativo) al cual se le reconoce en la actualidad más por sus apariciones televisivas y su participación en los órganos de decisión de la SGAE (que abandonó ya hace más de un lustro) que por aquello a lo que se lleva dedicando desde hace casi 40 años. Y es que, y sin querer entrar demasiado en terrenos pantanosos, con el cantante madrileño existe un movimiento, en muchos casos de “acoso y derribo” y un odio visceral, que nada tiene que ver con compañeros de generación (los Loquillo, Calamaro, Urrutia, Rios…e integrantes de la movida) a los cuales se les rinde una pleitesía que no siempre es fácil de justificar.[ crónica ]