Lordi podrían poner en la entrada de las salas donde tocan, sin correr ningún riesgo, un cartel de “si no queda satisfecho le devolvemos su dinero” porque, consideraciones musicales a parte, creo que nadie puede salir descontento o decepcionado de sus shows. Reconozco que fue mi “primera vez” con los finlandeses y que todo aquello que vi me impresionó sobremanera en comparación con quienes les han visto en sus incontables giras, pero es que particularmente me devolvieron a una etapa de mi vida en la que admiraba esas maravillosas portadas de bandas como Iron Maiden, KISS o Judas Priest e inventaba shows fantásticos repletos de imaginación e imaginería. [ crónica ]
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