Hay que tener una osadía descarada para irrumpir en el panorama musical mezclando folklore cubano con ritmos urbanos contemporáneos y, para más inri, tomar el nombre de una divinidad de la religión Yoruba (es como si tu grupo se llama Yahvé y haces música ortodoxa judía mezclada con trap). Los Orishas llenaron, anoche, el Ring del Wizinz Center para tomar el pulso a sus seguidores y comprobar que estamos esperando, como agua de abril (con estas lluvias que nos asolan ya no tiene sentido la expresión “como agua de mayo”), un nuevo trabajo. [ crónica ]