Siempre hay grupos que te quedan marcados. Que, directa o indirectamente, han formado parte de la banda sonora de tu vida. Pueden pasar meses o incluso años sin escucharlos, pero siempre vuelves a ellos. Aunque sea por pura casualidad. Thirty Seconds To Mars es el claro ejemplo de ello. La idea de poder verlos en directo, emociona. Y tratas de que no te decepcione. Asà que, el verlos el 12 de abril en el WiZink Center (Madrid), fue una de las oportunidades de las que no me arrepentiré jamás, independientemente de lo que sucediera. [ crónica ]