Hace sólo un par de décadas, el rock y el metal se consideraban una cultura aparte, impopular frente a otros estilos musicales como el pop. Aunque en estos momentos el reguetón esté copando las listas de éxitos, la democratización que lleva consigo internet, en un momento en que cualquiera puede generar contenido, ha demostrado que hay más amantes del rock, el heavy y todas sus vertientes de lo que los medios tradicionales estaban dispuestos a admitir. Si las letras de las bandas de rock eran consideradas políticamente incorrectas, ahora no se podrían atrever a emitir semejante argumento frente a lo que el trap está sacando a la luz.

Dada esta oportunidad al rock de salir a la luz, hemos visto cómo poco a poco ha dejado de ser un género minoritario para aparecer, por ejemplo, como banda sonora de diferentes películas o videojuegos y convertir temas como Highway to Hell en himno, más allá del taquillazo de Iron Man. Lo videojuegos de conducción han optado, casi todos ellos, por añadir unos buenos riffs como banda sonora, hasta el punto de que en el momento actual no se conforman con pedir a las bandas los derechos para que suenen sus temas ya producidos, sino que se crean los temas expresamente para cada juego, dando oportunidades a artistas que están despegando pero acudiendo también a los más veteranos.

Sin embargo, si hay un género que ha hecho del rock y el heavy su bandera ese ha sido el mercado de las máquinas tragaperras multi-jugador, que en dos años ha lanzado juegos en colaboración con Guns And Roses, Jimi Hendrix o Motörhead. Aquí las bandas de rock no son el telón de fondo sino las verdaderas protagonistas, con juegos cuya estética, historia y música son un auténtico homenaje a estas leyendas de la cultura rock. Podemos encontrar títulos sin nombres conocidos como es el caso de RockStar, en que el jugador es el verdadero protagonista que tratará de convertirse en un músico famoso.

Hace ya algo de tiempo, pero a quienes les gustaron, siguen adelante con los juegos realmente basados en la música rock como las diferentes entregas de Rock Band, que como complemento a SingStar, pusieron en manos de los fans con mayor liquidez guitarras eléctricas e incluso baterías para jugar a ser Metallica o AC/DC a través de la interpretación de sus temas.

Lo cierto es que la iconografía del mundo del heavy metal o el rock ha sido siempre fácilmente reconocible frente a otro tipo de grupos. Cualquiera reconoce inmediatamente los maquillajes de Kiss, la boca con la lengua fuera de los Rolling Stones e incluso el primer y el segundo logo de los Héroes del Silencio. Utilizados con mucha frecuencia por el merchandising, el verano pasado poblaron cualquier franquiciado de moda para adolescentes que han vestido camisetas de grupos que jamás han escuchado como de Ramones. ¿Ha ayudado esto a reconocer sus temas cuando suenan en cadenas como Rock FM? Probablemente en muchos de los casos no, pero sí que han despertado la curiosidad de algunos a los que han rescatado de las redes del reguetón.