Juguemos a ser Dios y dividamos el universo musical en dos mitades, (no es justo, pero si somos Dios, la justicia nos la trae bastante floja). DecÃa entonces, dividamos el mundo entre las bandas por las que merece la pena pagar una entrada y las que no. Creo que los cerca de 8.000 asistentes al Palacio de Vistalegre estamos de acuerdo en que el dinero invertido en el maestro del shock rock mereció la pena. [ crónica ]