Soy una persona a quien le gusta ocuparse de sus temas pendientes, y en el caso de este concierto del que voy a hablar, era una cita ineludible para mÃ. Ya en los últimos compases del año que ha muerto, habÃa una fecha bien marcada en mi calendario, un viernes de mediados de noviembre en el que Zamora se iba a convertir en una sucursal del rock. Pero ocurrió un imprevisto, un accidente por parte de uno de los miembros de los chicos de Gritando en Silencio, asà que hubo que parar las máquinas musicales para que todo volviera a recuperarse. Asà ha sido, y para demostrarnos que la salud ha vuelto a sus cuerpos, nos ofrecieron un concierto de más de una hora, en una declaración de pura actitud canalla y dura como el rock, pero al mismo tiempo romántica y emotiva como muchas baladas, hacia todas nuestras cabezas. [ crónica ]