A raíz de la penuria y las calamidades que está sufriendo la industria musical, ocasionadas por la crisis de la COVID-19 —y otras plagas como los malditos capitales y fondos buitre, carentes del más mínimo escrúpulo con tal de llenar sus miserables bolsillos a costa de liquidar bienes sociales y culturales—, ha llegado el momento y la hora de hacer un llamamiento absolutamente a todos/as los que trabajamos por y para la música, directa o indirectamente (somos muchísimos) con el fin de auxiliar a: locales, promotores, empresas de sonido, luces y audiovisuales, técnicos, contratación, pipas….
Sirvan estos como ejemplo, porque hay muchos más sectores implicados. Y, cómo no, sin olvidar a los músicos sin el caché y los royalties de las figuras principales. Tenemos el deber y la obligación moral de luchar por nosotros mismos, especialmente por los compañeros que ven amenazada su subsistencia, no pueden aguantar más para continuar adelante, ya que sus ingresos vitales provenían casi en exclusiva de las giras y los directos.
¡BASTA! ¡QUIÉN DIJO MIEDO! Fuera lamentaciones, pasemos a la acción ¡ya! Siempre lo damos todo, sabemos perfectamente lo que es el fracaso, la caída, y levantarnos dignamente. Elegimos una profesión muy dura e ingrata, lo sabíamos de antemano mucho antes de saber que la legislación laboral, las administraciones y los gobiernos nos dejarían tirados y desamparados. Pero aún así y a pesar de nuestro padecimiento, continuamos peleando por mantenernos en pie, porque hay infinidad de gente que nos espera y necesita. Y porque, como alguien dijo, “la música no se toca”.
Somos reyes y esclavos, lideramos revoluciones y alimentamos la resistencia de millones de personas. Adalides de la rebelión tenaz, no hay muros que nos detengan. Jamás callamos ante las injusticias. Juntos hemos combatido el hambre, las guerras, la discriminación racial, la violencia de género… Hemos recaudado fondos para inmensidad de causas, con éxito. ¡Colegas, nos toca hacerlo otra vez, nos lo debemos! Pero esta vez, ¡VA POR NOSOTROS!
Somos pacientes, tenaces y constantes, pero ya no podemos esperar más mientras gobiernos e instituciones nos prometen soluciones y ayudas que no llegan. Abandonemos esta parálisis que nos tortura. Necesitamos la ayuda colectiva de la totalidad: el ejemplo y la valía de los que han triunfado, las ganas y el coraje de los que luchan a contracorriente para no ahogarse. ¡HAGAMOS PIÑA! Reedifiquemos el espacio que nos dio estimulo y alas, lejos de desahucios carroñeros.
El aislamiento y esta pesadilla no pueden durar eternamente, es cuestión de piel. Añoramos esos directos donde nacimos, disfrutamos y alguien nos descubrió. Donde la música se impregnó del calor del público. La música es sinónimo de libertad, de tocar lo que quieras y como quieras, siempre que sea bueno y tenga pasión.
Con Euterpe en el mascarón de proa, pongamos rumbo hacia un futuro diseñado por nosotros mismos. Ha llegado la hora de dar un paso al frente sin titubeos ni cobardías.
Ahí donde llega todo, y donde todo comienza, canto que ha sido valiente, siempre será canción nueva
¡UNÁMONOS! ¡TODOS A UNA! Hay amigos que nos necesitan hoy más que nunca, no les abandonemos a merced del oleaje. Lancémosles un salvavidas.
La vida sin música sería un error, es el lenguaje de la Humanidad. El alimento del alma.
Seamos valientes. Es tiempo de reinventarnos, de unirnos, de poner en marcha toda nuestra solidaridad y creatividad, ¡a tope! El enemigo de Shackleton en su expedición a la Antártida no fue el hielo, sino la moral de sus tripulantes.
LACARACOL, ¡ABRE SUS PUERTAS Y PONE A DISPOSICION TODOS SUS MEDIOS!
Brindamos a todos nuestro espacio, gestión, etc. para cualquier iniciativa. Hablamos muy en serio. Se necesitan ideas, ganas, valor, coordinación y no perder nunca de vista la meta final: que la música en directo siga sonando. No basta con escuchar la música; hay que verla.
¡SIN MÁS DEMORA!