Era la una y media del mediodía, la hora del vermú, y varios grupos de personas charlaban alegremente en la puerta del Palacio de la Prensa. Bajo ellos, la Gran Vía de Madrid y, a su alrededor, algunos pequeños carteles que anunciaban el Vermú Rock que ese día, domingo 18 de julio, se celebraría en la Sala 0.
Al entrar en la sala, algunos miembros de Cristosaurio esperaban cerca del escenario paseando y luciendo su traje de astronauta, desvelando conscientemente algunas pistas sobre la aventura espacial que guiaría el concierto. Unos minutos después, ante un público sentado y agrupado en pequeñas mesas, irrumpía el grupo madrileño entre colores, luces y una característica performatividad que hace de su música una experiencia en sí misma. [ crónica ]