Lo primero que tuve que hacer nada más llegar a Toro, fue frotarme los ojos, porque por un momento creà que habÃamos vuelto atrás en el tiempo, concretamente, a aquella gloriosa edición del Vintoro del 2019, la última que conocimos con todo el espÃritu del punk rock aderezado con vino tinto.
Pasando página de la inexistente y aplazada edición del 2020, y una desinflada versión del 2021, azotada por las restricciones, el público sentado y los grupos en acústico, por fin nos encontramos, tres años después, con la verdadera esencia de este festival, recuperada y restaurada.
El dÃa que hoy nos ocupa, el viernes y primero de los dos que compusieron el festival, llegamos un poco tarde por asuntos personales, en el fondo somos clase obrera y trabajadora. [ crónica ]