El último dÃa del festival comenzaba a rodar para mÃ. No me dejo nada atrás. Llevo las ganas, la emoción y un cariñoso calor que no se quiere perder nada. Acabado el mismo ritual de entrada que ayer y en nada me veo delante de uno de los dos escenarios principales. Son las seis de la tarde y la afluencia no para de crecer.
Mucha gente sentada en el suelo, que en su mayorÃa está recubierto de césped artificial, gozando de la sombra, que también abunda. Se puede estar en el suelo ya que la limpieza es ejemplar tanto por parte de la organización como del comportamiento de los asistentes que no dejan nada por medio. Si hay infraestructura, el civismo no falta y todo fluye. [ crónica ]