A lo largo de los más de sesenta años de existencia como Toñín Llorente, he conocido muchas ciudades, algunas realmente bellas. Y en todas ellas había rincones o calles que me llamaron la atención. Algunas solo por el nombre que tenían, como también me ha sucedido en Alcalá de Henares durante los dos años largos que llevo viviendo aquí.
Anoche, de vuelta de la primera jornada del Festival Gigante, creo que descubrí el porqué del nombre de una de estas calles. Se trata de la calle del Gallo. [ crónica ]