La humildad es una palabra que señala una experiencia humana que escasea en estos tiempos, una palabra, que está muy extinta dentro de la escena en la que me muevo desde el pleistoceno, y algo que me sorprende y que mucha gente lo niega. Luego me acuerdo que esto va acompañado de algo que llamamos ego. Una palabra muy fea obviada por muchas, pero que está latente en el aire que respiramos.

Algunas, como no, no estarán de acuerdo con estas líneas que escribo. Claro que no, lo difícil es ponerse enfrente de estas palabras: el ego y la humildad, cuando además amamos la música, como es mi caso.

En fin, llevaba años sin ponerme al frente de un medio o de cualquier movida relacionada con ésta, hasta que decidí ponerme al mando de mi propio programa de radio/podcast: Dale Punki Dale. Fue así como me di cuenta de algo que en mi casa se utilizaba como bandera y de la que tuvieron mucha responsabilidad mi madre y mi padre: que fuera humilde, bueno, y otras cosas que podéis imaginar, siempre enlazadas a ese tópico: “debes ser una buena persona”.

Algo que aprendí desde bien pequeño fue ayudar a quien necesitaba ayuda y a quien me la pidiera, sin necesidad de recibir nada a cambio. Tal vez esperaba que el karma me lo devolviera de alguna manera en la vida. A veces, sí, otras no, se trata de un aprendizaje.

En abril del 2018, empezaba de nuevo a moverme en esa corriente que había dejado años atrás, por decisiones propias acompañadas de otras laborales. Aunque seguía descubriendo grupos, seguía descubriendo música que me hacía pasar un buen rato e, incluso, volar en cualquier momento que lo necesitaba. Siempre que me quería evadir, era escuchando música. Entonces volvió a renacer el punki que había dentro de mí y, joder, estaba encantado de regresar a una escena dónde aún había gente que se acordaba de mí.

Así empecé a darme cuenta de lo que comentaba al inicio en esta rumiación: ¿dónde coño se quedó la humildad?. Me lo respondí rápido y claro: el EGO, me di cuenta que estoy en un mundo dónde la generosidad, la solidaridad y la humildad escasean. Parece que sólo prevalece la ayuda a los colegas, a quien se conocen entre sí y demás primos que existan. Aunque mientras, de boquilla y cuidado, que todxs no son así.

Hay gente que lucha y que no olvida la humildad, pero tenemos la otra cara de la moneda, gente que defiende ésta idea sin sentirla ni vivirla, de ahí a que muchas, traten de hacer fachada de una palabra tan noble.

¡Joder!, ¡qué sorpresa tan grata! cuando te abren una puerta de ayuda de par en par, por poneros algunos ejemplos (me dejaré mucha gente fuera): mis queridos South Punk, un colectivo que nació en el sur, con gente de los 3 de Bastos; la gente de Miskelanear desde Sevilla, con Gianni al frente; la Iruñerria Jamaica Clash, desde Navarra o incluso “Sonido Sur”, colectivo de por aquí al igual que otros sellos colegas, como Producciones Tudancas desde Cantabria, Gato Encerrado Records desde Burgos o el mítico El Lokal, siempre al pie del cañón. Seguro que me habré dejado a gente fuera, pero estos ejemplos valen.

Son ejemplo de lo que hablaba: gente desinteresada y con ganas de hacer que la música llegue lo más lejos posible. Que sigan manifestándose nuestras ideas, nuestras carencias, nuestra revolución, allá por dónde pasemos.

En mi opinión, debemos ser más humildes y solidarios. Si no lo somos nosotros en la escena dónde nos movemos, ¿quién lo va a ser?.

Con esto me digo, os digo, que deberíamos plantearnos, ahora más que nunca, qué es lo que queremos en la escena que nos movemos. Qué queremos para este presente tan incierto que nos está tocando vivir: ¿jodernos aún más? ¿no sería mejor dejar a un lado el ego que llevamos todxs dentro?.

Llámenme estúpido, llámenme tonto, pero esto es una invitación a quien lea estas líneas. Hay que mirarse dentro y explorar esa sensación que nos invade cuando hablamos de la humildad, no dejarla escapar y hacer que esté presente en ésta escena tan perjudicada a día de hoy.

Un día de confinamiento en África, Ángel.