1. Introducción y causas antropológicas de la desigualdad entre hombre y mujer.
El rol de la mujer en el rock es una pregunta frecuente en las entrevistas que me hacen. Esa frecuencia es indicativa de que la situación de la mujer en el rock no está normalizada aún. Y hay que considerar que el rock es un reflejo fiel de la sociedad por lo tanto es profundamente machista. Los hombres nos pisotean, pero, ¿Han decidido ellos solos que eso sea así? Llevo mucho tiempo observando a las mujeres y al final llego a la conclusión, no solo que la mujer es extremadamente machista sino que es posiblemente la principal impulsadora de esa manera de pensar en los hombres, en la sociedad y en su estructura nuclear, la familia.
Es interesante reflexionar un poco sobre las causas antropológicas, pues esta disciplina tiene muchos aspectos en común con el rock. Ambos son un retrato de la humanidad y de sus instintos básicos y atávicos. La pregunta es, ¿Por qué somos machistas las mujeres? ¿Y por qué nos conformamos con pequeñas áreas de poder cuando tenemos las mismas capacidades que los hombres? Sin duda, por el hecho de que esencialmente somos animales.
Remontémonos al principio de los tiempos y analicemos la función principal de la mujer, como animal, que es perpetuar la especie. Es innegable que la mujer al tener que pasar por los agresivos e intensos procesos del embarazo y la cría de su prole queda muy debilitada y limitada para hacer otras cosas. Pierde así, los años más productivos de su vida. Otro motivo que frenaba a la mujer es el instinto de supervivencia más poderoso del mundo: el miedo. La mujer teme al hombre porque él es más fuerte físicamente y además depende de él para abastecer a sus crías de alimento pues es él el que sale a cazar mientras ella cuida a la prole. Se instaura pues la supremacía del hombre y toda nuestra cultura y sociedad futura se estructuran en función de eso.
Posteriormente, a medida que avanzaba la civilización el hombre también se valió de otras armas más sofisticadas que la fuerza para someter a la mujer, como por ejemplo, las religiones y las convenciones sociales. Estas están convenientemente planteadas por los hombres para dejar a la mujer recluida entre las 4 paredes de su casa, recatada, abnegada, sumisa y sobretodo ignorante de su verdadero poder. Todo esto, a base de premisas morales tremendamente injustas, hipócritas y encorsetadas que ejercían una gran presión psicológica sobre la mujer.
Las cosas cambiaron con la llegada de la revolución industrial. Se necesitaba a tanta gente trabajando que se incorpora a la mujer en el mundo laboral de las ciudades emergentes. Eso proporcionó a la mujer trabajadora cierta independencia económica. Eso sí, cobraban mucho menos que los hombres y estaban en puestos de escasa responsabilidad. Luego volvían a casa y tenían que hacer todas las tareas que históricamente se les habían asignado. Así permanecían muy ocupadas y exhaustas como para ponerse a reflexionar sobre su rol social. Ese fue el inicio de nuestra revolución que obviamente aún está en las antípodas de su meta final.
A partir del siglo XX el arma de manipulación para establecer los roles de la mujer moderna han sido desde los años 40 la tv y sobretodo la publicidad. En este sentido recomiendo la serie Mad Men, que profundiza mucho en este tema. La publicidad y la sociedad de consumo nos han hecho desear a todas ser una serie de cosas y hacer una serie de cosas que tal vez están muy por debajo de nuestras posibilidades y que en realidad no se corresponden con nuestras necesidades reales. Cosas que casi siempre están destinadas a la seducción del hombre y no al auto realización de una misma como mujer y ser humano.
Durante mucho tiempo la mujer considera su prioridad en la vida conseguir al hombre y asegurarse una estructura familiar al uso como si en su vida no hubiera nada más. Y se vale de la manipulación a pequeña escala, la hipocresía y el chantaje emocional en el ámbito doméstico para conseguirlo. Es irónico que en tantos siglos y teniendo en nuestras manos el poder de educar a la especie, no lo hayamos utilizado para dignificar y normalizar nuestro rol en la sociedad. Así de fuertes son los instintos de supervivencia animal ancestrales y el peso de una cultura estancada. Pero está claro que cuanto más civilizados estamos menos diferencias hay entre nosotros y poco a poco la mujer ha ido conquistando territorios y disciplinas que tradicionalmente solo eran frecuentados por el género masculino. Por ejemplo, la industria de la música rock.
2. La mujer en el rock, un poco de historia general.
Como decía al principio el rock es un fiel reflejo de la sociedad. Y si no, leed algún libro de historia del rock a ver cuántas mujeres rockeras ilustres encontráis. Bien pocas para las que en realidad fueron, somos y serán, si es que el rock sobrevive a la agonía de la industria musical, a la crisis económica global y a la decadencia socio-cultural de nuestro siglo.
Ya en los 50 y 60 alzábamos la voz con mujeres como Wanda Jackson, Peggy Lee o Nancy Sinatra que con "These Boots Are Made For Walking" hablaba de una mujer que puede ser independiente y vivir sin un hombre.
Pero siempre nos silencian relegándonos al olvido. Incluso empleando la vieja y exitosa estrategia de morir joven y en trágicas circunstancias encontramos muy pocas mujeres en la iconografía de los mártires del rock. Janis Joplin en los 70, Wendy O. Williams hace relativamente poco y pocas más.
Un caso de los 80 que me subleva especialmente es el de Siuxie, cuyo guitarrista era nada menos que el líder de The Cure. Él es un mito conocido por todos, a ella la conocen muchos menos y eso que aún anda dando guerra. En mi opinión se merece, cuanto menos, la misma fama y el mismo status en la historia del rock que él. Pocas rockeras pueden, cuando su belleza juvenil se ha esfumado, volver con fuerza a la palestra, aunque algunas lo han logrado como Debbie Harry cantante de Blondie. Pero otras caen en el olvido tras un gran éxito como Allannah Milles. Que a pesar de todo sigue en activo. O el caso de la cantante de Transvision Vamp que continúa en activo también, aunque no se hable para nada de ella en ningún sitio.
En el pop rock y hard rock femenino de los 80 encontramos algunas que aguantaron en pie muchas décadas ininterrumpidamente, lo que es todo un logro por su parte. Ejemplos: Joan Jett, Suzy Quatro, Tina Turner, Cindy Lauper, Annie Lennox, Pretenders, Roxette, Lucinda Williams o Bonnie Tyler. Pero no es lo más frecuente, sobre todo cuando te sales de las fronteras de USA. Pocas, por no decir solo una, Patti Smith, pudieron y pueden ejercer el rol de gurú espiritual que tanto prolifera entre los hombres.
Cabe destacar una época dorada para la mujer en el rock, los 90.
En el contexto del movimiento grunge norteamericano proliferaron numerosas bandas de punk rock femenino de las cuales algunas llegaron a tener mucha importancia en la escena, como L7, Babes in toyland y la versión del rock alternativo mucho más edulcorada que ofrecían los Veruca Salt o The Muffs (estos últimos siguen en activo). Este movimiento pasó a la historia como las Riot Girls. No tenían que ser guapas, ni cuidar ni su aspecto ni sus modales y estaban presentes en todos los festivales de rock. Su actitud escénica y vital era muy similar a la de los hombres sin recibir críticas prejuiciosas.
Pero incluso en este contexto, hay casos muy tristes como el de Hole. Cuenta en su haber con varios discos de rock muy superiores a algunos de los discos de sus contemporáneos, pero su vocalista, Courtney Love se ha hecho tristemente famosa por sus escándalos y por ser la sospechosa viuda de Kurt Cobain, líder de Nirvana. Una vez más la creatividad de una mujer no vale nada si tiene mala reputación, algo que en el caso del hombre incluso juega a favor a la hora de consolidar su rol de estrella del rock.
Al final de la década delos 90 solo sobrevivieron las chicas que más tonteaban con el pop o con el indie, como Gwen Stefani de No Doubt, Alanis Morrissete o PJ Harvey. Y además está Linda Perry (4 Non Blondes) que solo saco un disco en los 90 (Bigger, Better, Faster, More!), pero que luego se convirtió en una de las empresarias más importantes de la industria musical, responsable de éxitos de cantantes como Gwen Stefani, Pink y Christina Aguilera entre otras.
Respecto a hoy en día, las rockeras hemos retrocedido posiciones. Y las nuevas caras que surgen suelen ser niñas adolescentes con estética punk y letras insustanciales pretendidamente rebeldes como Apryl Lavigne o bien una ristra insoportable de herederas de Nico, PJ Harvey y Kim Deal (Pixies / Breeders) que se duermen mientras cantan para las revistas de estética Indie.
Mejor suerte han tenido las divas del metal como Doro o Lita Ford en los 80. Algunas más recientes como Arch Enemy, Lacuna Coil, Evanescence o Nightwish. Parece que en este estilo han encontrado un espacio seguro, glamuroso y lograron admiración y respeto por parte de los hombres.
Y mejor suerte que estas han tenido las que hacen pop en todas sus vertientes. Siempre y cuando representen el papel de icono sexual, sean bellas y jóvenes. Sin embargo hay una excepción honorable que debo comentar. De ese contexto surgió la que tal vez sea la mujer más poderosa de la historia de la música, Madonna. Se ha mantenido en la cima desde los 80 y ha pasado por encima de todo el mundo usando todas las armas que nos permite esta sociedad a las mujeres y todas las que nos prohíbe. Desde luego, con el rock no lo hubiera conseguido nunca, pero hay que reconocer que como mujer, show woman y empresaria es excepcional. A ella también le han salido una ristra de imitadoras, la más actual tal vez sea, la oportunamente andrógina Lady Ga Ga. Y que ocurre en España, pues a muy pequeña escala, lo mismo que en el resto del mundo rockero occidental.
3. Analizando la presencia de la mujer en el rock estatal tomando por ejemplo la antología publicada en la revista Rock Estatal y mi vivencia personal.
Hace un tiempo salió en un número de Rock Estatal, una antología muy interesante sobre las 100 bandas de rock españolas más relevantes de la última década. Hoy he hecho el ejercicio de buscar cuantas bandas en ella tienen mujer/es entre sus componentes. Aviso que se trata de las bandas que están en activo los últimos 10 años. Esto explica porque no están incluidas gente y bandas como Luz Casal, Ana Curra de Parálisis Permanente, Las Vulpess, Alaska, Santa, Martirio o Dover entre otras. Pues o ya no están en activo, o si lo están, ya no hacen rock. El caso es que bandas lideradas por una mujer encontré solo una: Tahúres Zurdos con Aurora Beltrán. Hay que decir que Tahúres ya no están en activo pero Aurora sigue en pie de guerra en solitario. Con algún componente femenino encontré 3 o 4, pero esencialmente son bandas de hombres con alguna mujer músico en su formación, así que no me sirven. Tenemos pues a una sola mujer entre 100 hombres en los últimos 10 años de rock estatal.
¿Es ese porcentaje realmente fiel a la realidad? En mi opinión NO. ¿Por qué no salen Patricia Tapia, No Relax, LILITH o Garaje Jack? Pero como veis, si incluyéramos en la antología, a las que en este momento han venido a mi cabeza, el porcentaje de mujeres rockeras seguiría siendo escandalosamente bajo.
Más alarmantes son los carteles de los festivales nacionales donde rara vez hay algún grupo en el que el líder sea una mujer. Y aún es más extraño que ese grupo pueda ser calificado como banda de rock. Porque suelen ser de otros estilos como el metal, el funky, el pop, la rumba, o estilos fusión. Además, esos carteles son exactamente iguales desde hace más de 10 años. Cada año tocan las mismas bandas, en el mismo orden, lideradas por hombres e integradas casi siempre solo por hombres.
A título personal también tengo algo que decir. Una pregunta que me hacen frecuentemente en las entrevistas es si como mujer al frente de una banda de rock, alguna vez he sentido discriminación entre la gente del “mundillo”. La respuesta lamentablemente es SI en mayúsculas. Aunque confieso, que en muchas ocasiones contesté que no, porque al no poder extenderme en explicaciones no quería transmitir una imagen victimista. Pero la respuesta es SI.
Una discriminación prepotente por parte de promotores de los grandes festivales que siempre programan bandas masculinas con la misma fórmula de rock estatal. Un ejército de bandas clon. A los hombre parece que solo les gusta ver espectáculos de hombres y cuanto más parecidos mejor.
Una discriminación prejuiciosa y puritana por parte de los organizadores de algún concurso en los comienzos de mi carrera, que censuraron mi imagen por ser demasiado atrevida y agresiva.
Una discriminación sexista y casposa por parte de algún dinosaurio de la prensa especializada que ante un concierto de LILITH solo ha visto a una chica rubia pegando voces.
Si hubiera escuchado las letras tal vez habría visto algo más y seguramente estaría muy enfadado conmigo.
Una discriminación cobarde por parte de numerosas agencias de management que cometen el mismo error que los programadores de festivales. Explotar una única fórmula de rock estatal tan trillada que ya casi es una caricatura, sin dar oportunidad a otras maneras de sentir el rock. Y concretamente al sentir femenino del rock.
Y SI, una discriminación paternalista y condescendiente mucho más sutil que las anteriores por parte de algunas bandas con integrantes masculinos. Muy a menudo se ocultan tras discursos de lo más corporativos a favor de los derechos de la mujer en las letras de sus canciones, pero a efectos prácticos, en su día a día, caen en paternalismos y prejuicios sin ni siquiera darse cuenta.
4. Conclusión
Son, al final, todos iguales, igual de machistas, ellos, y sobretodo, sus madres. O sea, nosotras las mujeres. Que nos empeñamos en educar a los hijos que traemos al mundo para que nos pisoteen y a las hijas para que se distraigan rivalizando entre las de su mismo género por el pedacito de poder en un mundo de hombres. |